Bioestimulantes agrícolas

Los bioestimulantes son sustancias naturales o formulaciones que se aplican a las plantas o al suelo para regular y mejorar los procesos biológicos de los cultivos.

están diseñados para aumentar la absorción de nutrientes, mejorar la resistencia a enfermedades y estimular el desarrollo vegetativo y la floración, entre otros beneficios.

Beneficios de los bioestimulantes

En la era actual, donde la demanda de alimentos sigue creciendo y las condiciones climáticas son cada vez más inciertas, los bioestimulantes agrícolas se convierten en una herramienta indispensable para cualquier estrategia de cultivo. Pero ¿por qué debería considerar incluir estos productos en su ciclo de cultivo? Aquí desglosamos algunas de las ventajas clave:

Bioestimulantes de Fervalle

Tipos de bioestimulantes vegetales y sus características

Los bioestimulantes agrícolas son increíblemente diversos y cada tipo ofrece un conjunto único de ventajas.

Aminoácidos
Este tipo de bioestimulantes contienen aminoácidos y péptidos como ingredientes activos. Estos productos estimulan diversos procesos metabólicos en las plantas, incluida la síntesis de proteínas. Además, pueden actuar como quelantes de nutrientes, mejorando su absorción y utilización por parte de las plantas. Los aminoácidos también pueden ayudar a las plantas a resistir condiciones de estrés como sequía, salinidad y temperaturas extremas.

Ácidos Húmicos y Fúlvicos
Los ácidos húmicos y fúlvicos se obtienen generalmente de la materia orgánica del suelo en descomposición. Estos compuestos tienen la capacidad de mejorar la estructura del suelo, incrementar la retención de agua y potenciar la disponibilidad de nutrientes para las plantas. Además, pueden estimular el desarrollo radicular y mejorar la capacidad de las plantas para absorber nutrientes y agua, lo que resulta en un crecimiento más vigoroso y rendimientos de cultivos más altos.

Extractos de Algas Marinas
Los extractos de algas marinas son ricos en una amplia gama de nutrientes, vitaminas, y hormonas de crecimiento vegetal. Estos bioestimulantes pueden mejorar la germinación de las semillas, estimular el crecimiento de las plantas y aumentar la resistencia al estrés biótico y abiótico. Las algas marinas también son fuente de agentes quelantes naturales que mejoran la absorción de nutrientes. Muchos agricultores valoran estos extractos por su efecto en la mejora de la calidad de los frutos y la vida útil de las cosechas.

Compuestos Inorgánicos
Aunque la mayoría de los bioestimulantes para agricultura son de origen orgánico, existen compuestos inorgánicos que también ofrecen beneficios bioestimulantes. Estos incluyen ciertos tipos de silicatos y fosfitos que pueden mejorar la resistencia de las plantas a enfermedades y plagas. Los compuestos inorgánicos también pueden actuar como catalizadores para ciertos procesos biológicos, como la fotosíntesis y la absorción de nutrientes.

¿Cuál es la diferencia entre bioestimulante y fertilizante?

Aunque los bioestimulantes y los fertilizantes o abonos están diseñados para mejorar la salud y productividad de los cultivos, tienen propósitos y mecanismos de acción distintos. Veamos las diferencias clave:

Fertilizantes:
Los fertilizantes son sustancias que proveen a las plantas nutrientes esenciales que pueden estar faltando en el suelo. Estos nutrientes, como el nitrógenofósforo y potasio, son vitales para el crecimiento y desarrollo de las plantas. Los fertilizantes actúan reponiendo estos elementos en el suelo, permitiendo que las plantas los absorban y utilicen para llevar a cabo sus procesos vitales.

Bioestimulantes:
Por otro lado, los bioestimulantes son sustancias o microorganismos que, cuando se aplican a las plantas o al suelo, mejoran la salud, el crecimiento o la tolerancia al estrés de las plantas, pero no actúan como nutrientes. En lugar de alimentar directamente a las plantas, los bioestimulantes mejoran la eficiencia de la planta para absorber y usar los nutrientes ya disponibles. También pueden mejorar la resistencia de las plantas a enfermedades, plagas o condiciones ambientales adversas.

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¿Cuándo aplicar un bioestimulante?

Estas son las mejores recomendaciones a la hora de decidir cuándo aplicar los bioestimulantes a los cultivos:

1. Periodicidad y ciclo de cultivo:
Para obtener resultados óptimos, se sugiere aplicar bioestimulantes cada 2 a 4 semanas, adaptándose al ciclo específico del cultivo y sus requerimientos. Generalmente, entre 6 y 10 intervenciones en la duración total del ciclo son suficientes. Iniciar con una dosis de 10 l/ha en las primeras 2 o 3 aplicaciones es lo ideal, para después mantener con dosis de 5 l/ha.

2. Fases específicas del desarrollo de la planta:
El comienzo de la primavera, así como la fase de floración y maduración del fruto, son periodos propicios para usar bioestimulantes, impulsando el rendimiento de la planta.

3. Estacionalidad y factores climáticos:
Los productos con ácidos húmicos son ideales para aplicar a lo largo de todo el año, pero especialmente en los meses de otoño e invierno, fortaleciendo la fertilidad y cualidades del terreno. En contraste, los ácidos fúlvicos son más eficientes durante los periodos de brotación, complementándose con quelatos de hierro, zinc y manganeso.

4. Hora de aplicación:
Para optimizar la absorción, se recomienda hacerlo en las primeras horas de la mañana o al atardecer. Las dosis exactas podrán variar, por lo que es crucial seguir las indicaciones del producto y adaptarse al entorno específico.

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¿Cómo aplicar los bioestimulantes?

Estas son las formas de aplicar bioestimulantes vegetales más efectivas:

Aplicación mediante riego o técnica Drench:
Es altamente efectivo implementar esta técnica durante las fases de germinación. Este método promueve un robusto sistema radicular que facilita una eficaz captación y procesamiento de nutrientes. Además, durante los momentos cruciales de fructificación, este tipo de aplicación permite maximizar la utilización de nutrientes presentes en el terreno.

Aplicación vía foliar:
Para etapas de crecimiento vegetativo, inmediatamente previas a la floración y durante la fructificación, la aplicación foliar se vuelve especialmente relevante. Los bioestimulantes, al ser administrados de esta manera, son rápidamente absorbidos a través de la epidermis por difusión, siendo dirigidos eficientemente hacia las áreas de interés que se buscan potenciar.

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