Estudio de suelos agrícolas
¿Qué es el suelo? Significado de Suelo Fértil
El suelo es la capa más fina de la superficie de la Tierra y su fertilidad se debe a la acción de la atmósfera, el agua y los microorganismos que viven en él. Esta capa superficial es la que concentra todo el interés agronómico, ya que su elevada materia orgánica permite al agricultor el desarrollo de los cultivos. Conocer su comportamiento favorecerá la producción de biomasa gracias a una equilibrada fertilización.
¿Cuál es la composición del suelo?
Está compuesta de una fase sólida (minerales y materia orgánica), una fase líquida (agua) y una fase gaseosa (aire entre las partículas). La interacción de las tres fases dota al suelo de unas características físicas, químicas y biológicas determinadas.
La fase sólida, principalmente está compuesta por partículas de origen inorgánico, actúa como un reservorio de macronutrientes y micronutrientes como son el potasio, el calcio, el magnesio y el hierro. En menor proporción también está compuesta por una parte de origen orgánico, compuesto principalmente por nitrógeno, fósforo y azufre. El origen orgánico del suelo procede de la descomposición por parte de microorganismos de material vegetal y animal. Esta fase está íntimamente relacionada con que el suelo sea fértil y apto para la agricultura.
La fase líquida del suelo es donde se hallan en disolución los macronutrientes y micronutrientes que son esenciales para la nutrición de la planta.
Y la fase gaseosa son los espacios existentes entre las partículas del suelo, que permiten el intercambio de nitrógeno, oxígeno y dióxido de carbono.
¿Cómo influye la composición del suelo en el desarrollo del cultivo?
La variación de las tres fases explicadas anteriormente influirá en las características físicas del tipo suelo apto para la agricultura. La textura del suelo, la estructura, la temperatura y el color determinan la calidad de un suelo. En definitiva, es esencial estudiar y analizar el suelo donde irá nuestro futuro cultivo para obtener un rendimiento óptimo de producción.
La textura se refiere al tamaño de la partícula y la presencia de arcilla da lugar a la clasificación de tres tipos de suelo.
Tipos de suelo según su textura:
- Suelo arenoso, cuando la arcilla representa menos de un 10%.
- Suelo franco, cuando la arcilla representa entre un 10% y un 30%.
- Suelo arcilloso, cuando la arcilla representa más de un 30%.
La textura es una parte importante que va a determinar si el suelo es apto para la agricultura, ya que puede influir de forma directa en la capacidad de retención de agua, nutrientes y cantidad de aire. Esto, que muchos agricultores y técnicos agrícolas intuyen por su experiencia, debe hacerse con un estudio del suelo que se plasme en el informe Análisis de Suelo. De esta forma se determinará el tipo de tierra fértil que será para poder actuar en consecuencia.
Por ejemplo, un suelo arcilloso se caracterizará por un tamaño de partícula menor, y debido al poco espacio que existe entre partículas favorecerá una mayor retención de agua y nutrientes, pero habrá menos flujo de aire entre las partículas con lo que aumentará la probabilidad de encharcamiento del suelo.
En cambio, en un suelo arenoso el tamaño de la partícula será mayor, por lo que la retención de agua y nutrientes será menor, por tanto, habrá pérdida de dos componentes esenciales para el desarrollo de un cultivo.
Es esencial que para el correcto desarrollo del cultivo exista una estructura adecuada del suelo, para que haya diferentes tamaños de partícula que permitan la retención de agua y nutrientes, evitando el encharcamiento, y exista además una correcta oxigenación de las raíces del cultivo.
Además, el color del suelo puede ayudar a clasificar el suelo donde queramos plantar nuestro cultivo. Un suelo blanco es indicativo de la alta presencia de carbonatos y sulfatos, mientras que un suelo oscuro será indicativo de una alta concentración de materia orgánica. Un suelo verdoso implica que en su estructura predominan las arcillas, por tanto, es un suelo que tiende al encharcamiento y a la falta de aireación.
¿Qué factor influye en la fertilidad del suelo?
La descomposición de los restos orgánicos da lugar a un proceso de acidificación del suelo, principalmente procedente por los ácidos orgánicos liberados al medio que, en disolución con la fase líquida, libera gran cantidad de iones H+ haciendo que las partículas orgánicas adquieran carga negativa. Este proceso da lugar a la capacidad de intercambio catiónico (CEC), donde los cationes minerales como el potasio, el calcio y el amonio con carga positiva se unen a la superficie de estas partículas.
Es por ello, que el análisis de suelos agrícolas para conocer su CEC nos va a dar un mayor conocimiento de si el suelo es fértil o no, es decir, si nuestro suelo es apto para la agricultura. Un suelo que contenga una elevada CEC proporcionará más nutrientes a la raíz de la planta.
El agua, el pH y la salinidad en el suelo
La disponibilidad de agua es indispensable para un correcto desarrollo del cultivo y es un gran reto al que se enfrenta la humanidad. Pero muy especialmente el sureste peninsular ya que, las nuevas condiciones generadas por el cambio climático al que nos enfrentamos están provocando que sea un bien escaso. Es por ello, la importancia que tiene un correcto aprovechamiento de este preciado recurso para ahorrar agua y nutrientes.
Debemos conocer el agua con la que regamos nuestros cultivos, es decir, tenemos que analizar el agua de riego para interpretar y saber qué nutrientes están presentes en ella para fertilizar de una forma eficiente nuestro suelo.
Un mayor empleo de fertilizantes sólidos implica un mayor uso de agua para poder disolverlos lo que puede conllevar a una pérdida de nutrientes esenciales para el desarrollo del cultivo hacia las capas más profundas del suelo mediante el proceso de lixiviación.
El pH del suelo y del agua están íntimamente relacionados con la disponibilidad de nutrientes por parte de la planta. En el suelo, la textura de un suelo va a determinar el poder de regulación del nivel de pH, ya que el tamaño de la partícula va a influir en la capacidad de retención de iones y cationes en el CEC.
Como hemos visto en el apartado de la fertilidad del suelo, una mayor concentración de partículas orgánicas liberaba gran cantidad de iones H+ al medio, generando una acidificación de la fase líquida que a su vez permite la unión de los cationes a estas partículas.
Finalmente, la salinidad de un suelo se debe al empleo de aguas salinas durante el riego y al tipo de fertilizantes que empleamos. El exceso de sales influye de forma negativa en la toma de agua a través de la raíz de la planta, lo que va a suponer un estrés ya que ésta tendrá que emplear mayor energía para su absorción.
Este es un grave problema que sufren las zonas áridas, donde la falta de precipitaciones impide la lixiviación de las sales y ello conlleva a que se incremente la cantidad de agua para lavar de sales el terreno agrícola.
La continua pérdida de materia orgánica y textura del suelo están relacionadas con un proceso de erosión mayor, haciéndolo inservible para cultivar.
Soluciones que proponemos desde nuestra empresa
Desde Industrias Químicas Fervalle podemos dar soluciones a nuestros agricultores para que el suelo agrícola presente unas condiciones óptimas para el desarrollo del cultivo.
Si bien hemos explicado anteriormente que la parte orgánica da lugar a un suelo fértil, proponemos que se adicione MAORVALLE al agua de riego. Su formulación rica en materia orgánica contribuirá a aumentar las partículas de origen orgánico en el suelo, favoreciendo una acidificación del suelo, lo que contribuirá a aumentar la capacidad de intercambio catiónico del suelo.
Por otra parte, la adición de HUMIVALLE, procedente de leonardita americana, favorecerá la unión de las partículas existentes en el suelo, ayudando a fortalecer la textura de este. Ambos productos son esenciales para aplicar en tipos de suelo que necesitan incrementar las condiciones para que sea apto para la agricultura.
Una vez hayamos medido el Ph de la tierra y del agua de riego debemos tomar decisiones. La mayor parte de los suelos de la Península Ibérica son de carácter básico, es decir, presenta un pH elevado y un suelo de color blanco debido a la alta concentración de carbonato cálcico, impidiendo la unión de los micronutrientes y otros cationes esenciales al complejo de cambio.
Como método para bajar el pH de la tierra es necesario regular el pH del agua con la que regamos. Para ello debemos adicionar una disolución acidificante como lo son los productos PH VALLE y/o PH COLOR. De esta forma ayudará a favorecer la acidificación de la fase líquida del suelo e incrementará así el aprovechamiento de los nutrientes aportados durante el riego por parte de la raíz de la planta.
Para un mayor control de la salinidad de nuestro suelo, como bien hemos explicado anteriormente, implica que se adicione al suelo agrícola una disolución rica en calcio, como la que aporta el producto DESALVALLE, para que éste compita con el sodio unido al complejo de cambio. La liberación del sodio hará que sea arrastrado en las sucesivas etapas de riego hacia las capas más profundas del suelo, liberando a la rizosfera de la presencia de sales perjudiciales para el crecimiento de la planta.
Ahora que hemos visto qué es lo más importante en el estudio de suelos agrícolas y por qué es tan importante hacer un análisis de suelo o análisis de tierra, el siguiente paso es que realices un informe del suelo de tu finca para conocer todos estos parámetros y actuar cuanto antes.