Los bioestimulantes agrícolas eran prácticamente desconocidos hace solo unas pocas décadas. Pero su uso como enmiendas agrícolas ha crecido rápidamente en los últimos 10 a 15 años.
El término «bioestimulante» se refiere a cualquier material y organismo natural o sintético con efectos que promuevan el crecimiento de las plantas, incluidos aminoácidos, extractos de algas y microorganismos beneficiosos. Los bioestimulantes vegetales pueden mejorar los rendimientos, la fertilidad del suelo, la eficiencia en el uso de nutrientes y la tolerancia de las plantas a diferentes factores estresantes ambientales.
Estos beneficios explican parcialmente el reciente aumento en el uso de bioestimulantes para agricultura, pero hay más razones. La historia completa incluye regulaciones agrícolas cambiantes, innovación tecnológica y esfuerzos globales para mejorar la sostenibilidad de nuestros sistemas alimentarios.
En este artículo, exploramos por qué está creciendo el uso de bioestimulantes, por qué está sucediendo ahora y si es probable que la tendencia continúe. Al examinar los desafíos y las oportunidades que ha creado este crecimiento, brindaremos una visión realista del potencial futuro de los bioestimulantes vegetales, junto con consejos para los productores que buscan dar sentido a la cantidad de productos bioestimulantes agrícolas en rápido crecimiento en el mercado.
Las cambiantes regulaciones fomentan el uso de bioestimulantes agrícolas
Los productos bioestimulantes se han visto frenados por la falta de una definición vinculante de qué es un bioestimulante exactamente. Pero esto está cambiando. A medida que madura el cuerpo de investigación sobre bioestimulantes, las normas que rigen su clasificación y uso comienzan a evolucionar. En particular, la Unión Europea y los Estados Unidos han realizado cambios en los marcos agrícolas para reflejar los beneficios del uso de bioestimulantes.
En 2022, la Unión Europea promulgó la normativa sobre productos fertilizantes (FPR). El FPR incluye bioestimulantes, ofrece una definición y designación oficial de productos bioestimulantes agrícolas, y permite a las empresas acceder al mercado común de todos los estados miembros de la UE.
En los Estados Unidos, los bioestimulantes se incluyeron en la Ley Agrícola 2018, que definió los productos bioestimulantes vegetales como: «Una sustancia o microorganismo que, cuando se aplica a las semillas, las plantas o la rizosfera, estimula los procesos naturales para mejorar o beneficiar la absorción de nutrientes, la eficiencia de los nutrientes, la tolerancia al estrés abiótico o la calidad y el rendimiento de los cultivos.»
En ambos casos, la inclusión de bioestimulantes en agricultura es significativa. Esto indica que la política se está poniendo al día con la ciencia, donde la eficacia potencial de bioestimulantes como inoculantes microbianos, sustancias húmicas y extractos de algas marinas ahora está bien documentada. Los entornos regulatorios formales para los bioestimulantes, con definiciones oficiales, sistemas de aprobación y etiquetado consistente, están brindando una mayor conciencia de sus beneficios potenciales y un mayor acceso de los productores a productos confiables.
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Uso de bioestimulantes para lograr objetivos agrícolas sostenibles
Los recientes avances en los marcos reguladores de los bioestimulantes coinciden con el impulso mundial para acelerar las prácticas agrícolas sostenibles. Los fertilizantes químicos y los pesticidas son los principales impulsores del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación del suelo. Para mitigar esto, los países de todo el mundo están promulgando objetivos de reducción de fertilizantes y pesticidas. Por ejemplo, el programa de la UE «De la granja a la mesa» pretende reducir en un 20% el uso de fertilizantes químicos y en un 50% el de pesticidas químicos en los 28 Estados miembros de la Unión para 2030.
En Estados Unidos se aboga por objetivos similares. Pero estas reducciones no se producirán por sí solas. Se necesitan nuevos productos y prácticas agrícolas para mantener, si no aumentar, los rendimientos al tiempo que se reduce el uso de fertilizantes y pesticidas. Al mejorar las tasas de fijación del nitrógeno, la eficiencia en el uso de nutrientes y la tolerancia de las plantas al estrés, entre otros beneficios, los bioestimulantes pueden ayudar a salvar esa distancia.
Bioestimulantes y beneficios en la explotación agrícola
Se espera que el mercado de los bioestimulantes crezca en miles de millones de dólares durante la próxima década, gracias a la combinación de la evolución de la normativa y los imperativos ecológicos detallados anteriormente. Pero esto solo ocurrirá si los agricultores experimentan los beneficios de primera mano: necesitan ver que los bioestimulantes mejoran la calidad de los cultivos, los rendimientos, la sostenibilidad de las explotaciones y, en última instancia, sus resultados económicos.
Los productores especializados han sido a menudo los primeros en experimentar estos beneficios y están a la vanguardia de la adopción de bioestimulantes. Suelen estar dispuestos a experimentar para mejorar el rendimiento de los cultivos, ya que pequeñas mejoras en el rendimiento y los rasgos de calidad (color, sabor y aroma) pueden reportar enormes beneficios a los cultivos de frutas y hortalizas.
De los cultivos especializados a los cultivos extensivos
Mientras que los bioestimulantes encontraron tracción temprana entre los productores de cultivos especializados como tomates, uvas de vino y cannabis, su uso sigue siendo infrautilizado entre los cultivos de campo. Por ejemplo, una encuesta realizada en 2019 reveló que casi el 80% de los productores españoles de tomate utilizaban bioestimulantes, mientras que las tasas de uso para el trigo y la cebada rondaban el 10%.
Cultivos como el trigo, la cebada, el maíz y la soja son fundamentales para satisfacer la demanda calórica de una población mundial en crecimiento. También se ven amenazados por el estrés abiótico y biótico que se ve magnificado por el cambio climático. Los bioestimulantes están llamados a desempeñar un papel esencial si queremos reducir el uso de fertilizantes y pesticidas y adaptarnos a las difíciles condiciones de cultivo, manteniendo o aumentando el rendimiento.
Gran parte del crecimiento futuro en el uso de bioestimulantes se verá impulsado por la innovación de productos dirigidos a la escala de los cultivos de campo y la movilización de conocimientos, dotando a los agricultores de la capacidad de incorporar los bioestimulantes a sus programas de gestión de plagas y fertilización.
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